El partido casi había terminado. Yo era un jugador de la Universidad Católica, uno de los mejores equipos de fútbol de Chile. Estábamos jugando contra la Universidad de Chile, nuestro rival más grande. Yo tenía la pelota y corrí muy rápido para acercarme al arco. Vi a uno de mis compañeros de equipo y le pasé la pelota. Él corrió unos metros y me devolvió la pelota. Yo hice una chilena e hice un gol. ¡Mi equipo ganó!