Un día de trabajo en los Andes

Latin America Special Issue

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Words by

Tasmyn Kibblewhite, age 14

Pictures by

Tasmyn Kibblewhite, age 14

Translation by

Narration by

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Me agarré fuerte del volante. El micro se balanceaba mientras andaba sobre unas rocas que estaban flojas. Conozco ese ruido. Se pinchó una goma. Y también en el peor lugar imaginable. Tengo 20 pasajeros en el micro y un acantilado empinado que termina en la base del valle a mi izquierda. Esta es la parte más angosta del camino en mi ruta de los Andes.

El micro se mueve y se inclina hacia el borde del acantilado. Le doy un vistazo por la ventana lateral al precipicio. Me siento un poco mareado. Debería estar acostumbrado a las alturas, crecí en estas montañas después de todo. He conducido el micro de las 12 todos los días desde que tenía 14 años pero todavía siento esa puntada de miedo. Los pueblos de la montaña morirán de hambre si sus productos no se transportan. Yo soy uno de los pocos que desean llevar las cosas.

Mis pasajeros no están preocupados, hoy es simplemente un día más. Para algunos es la forma en la que van a trabajar. Pero ellos no están manejando. Mi boca está seca y mis manos están pegadas al volante. Un buen juego de neumáticos me duraría 10 semanas en el difícil terreno de la montaña y el juego que tengo en mi micro está casi nuevo.

En la medida en que sigo manejando, puedo ver por el espejo cual es la causa de mi problema. Algunas piedras nuevas y afiladas cayeron desde el acantilado sobre el camino. El micro hace ruido cuando manejo sobre rocas que están flojas. Más arriba, el camino es aún más angosto y está roto en uno de sus lados.

Tragando saliva, maniobro cuidadosamente el micro a lo largo del camino. Se escucha un ruido horrible cuando las rocas se van desmoronando debajo de las ruedas delanteras izquierdas del micro. Por un segundo cayeron al vacío y el micro comienza a balancearse de lado a lado. Acelero para avanzar más rápido. Doy un volantazo para mover el vehículo más cerca de una zona segura. Las ruedas traseras responden y continuamos.

El próximo pueblo no está lejos. Ellos tendrán un neumático de repuesto y con suerte, algunas personas que puedan limpiar el camino. Con un suspiro de alivio, puedo ver los puntos de referencia del pueblo. Es simplemente otro día de trabajo en Los Andes.